viernes, 5 de agosto de 2011

085 CÁPSULA CIENCIA Y CONCIENCIA

¡SANTIAGO Y A ELLOS! (2ª PARTE) Por Antonio Silva Tavera
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En esta segunda entrega y final sobre el tema del estudio iconográfico del interior de la parroquia de Santiago Apóstol, comenzada la semana anterior, quiero dejar constancia de la enorme capacidad intelectual sobre el tema y del profundo amor a la tierra de sus antepasados de la Maestra en Apreciación Artística Maribel Reyes Calixto, con quien he tenido la gratísima oportunidad de toparme en la vida.
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También es importante mencionar lo complicado que es expresar en palabras lo que es eminentemente visual. Es describir sin ver, sin señalar. Y eso es altamente riesgoso y en un programa de radio, como es este, que nos da muchas oportunidades de comunicación tenemos esa limitante.
Sin embargo lo mencionado, he recibido varios correos pero más intercepciones en la calle, en donde me expresan mis interlocutores su manifiesto interés en el estudio que se está llevando a cabo y en lo interesante y trascendente del mismo. Pero, para concluir esta entrega final, hagamos un esfuerzo. Pasemos de lleno al tema descriptivo e imaginemos lo que desde siempre hemos visto en el interior de la parroquia pero que no le habíamos encontrado sentido alguno.
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Vámonos directo a la cúpula de la parroquia de Santiago Apóstol. Abajito de donde empieza la cúpula están las pechinas que no son más que los triángulos justo debajo de la misma. Ahí hay cuatro óvalos con pinturas que representan a los cuatro evangelistas. Todos con un libro en las manos. Identificamos en una de ellas a Juan, hermano menor de Santiago Apóstol, por estar sin barba y estar representado junto a un águila y el único con el libro bajo; luego está Mateo cuyo atributo es un ser humano alado pero aquí representado por un niño que justamente le detiene el libro; después está Lucas con el toro, barbado y leyendo atento; finalmente está Marcos, cuya simbología lo muestra con un león y el libro cerrado pero no bajo como el de Juan, lo que muestra el conocimiento perfectible. Lucas y Marcos ven hacia el altar principal, altar que en la parroquia de Valle de Santiago se atiene a los cánones de Felipe II para las fundaciones hispanas en el nuevo mundo de ver hacia al oriente, hacia tierra santa, y que puede significar la cercanía que Juan y Mateo tuvieron con Jesús.
La cúpula parroquial es sin lunetos, esto es, de media naranja. Justo es la mitad de una esfera. Al frente de los espectadores se puede ver el cimborrio que no es más que el casquete que le da altura y que está abajito de la media naranja. En ella, al frente, se ve el momento justo de la decapitación de Santiago Apóstol por órdenes de Herodes. Una imagen que siempre me impresionó de niño. Santiago de rodillas y encadenado espera fatalmente la muerte; el tronco y el verdugo blandiendo la espada complementan la escena. Alrededor están representados los siete tipos angelicales: ángeles, arcángeles, querubines, serafines, cuadros, tronos y rombos, todos con un instrumento musical que los identifica. Y que, de manera libre para Candelario Rivas y su hermano, pintores de los mismos, fueron vueltos a representar en la cúpula pero de pie todos a diferencia de los del cimborrio donde la mayoría están de hinojos.
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Pues bien, en la cúpula de la parroquia de Santiago Apóstol, se muestra para los fieles la transfiguración de Jesús, uno de los tres actos milagrosos en los que estuvo presente Santiago según la Biblia. La transfiguración, en lo simple, es la demostración de la divinidad de Jesús. En ella vemos a Juan y Santiago y a Pedro y, levitando, a los patriarcas Moisés y Elías.
¿Maravilloso, no? Toda la historia bíblica relativa a Santiago Apóstol, y a cuya advocación está dedicada la edificación del templo principal de nuestra ciudad, está justa y precisa. Construida la parroquia con el altar principal al oriente para que los fieles puedan estar mirando hacia tierra santa; con planta de cruz latina, esto es, una nave principal más larga que la nave secundaria que es perpendicular y que se llama transepto y unidas por la cúpula y que representan una cruz cristiana vista desde arriba.
Termino con esta entrega el anticipo breve del trabajo iconográfico del interior de la parroquia de Santiago Apóstol. Espero después de lo anterior, que cuando vuelva usted a ir a la Parroquia de Santiago, observe el interior de una manera muy distinta. Que todo deje de ser mudo y extraño; que todo nos cuente una historia. Amemos a Valle conociéndolo, pues dicen, que solo a Dios se ama sin conocerlo.
Me despido en un, dos, tres:
Uno, la frase. Santiago Apóstol dijo hace dos mil años: El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado.
Dos, la cifra. Pues ahora, nuevamente, sin cifra. Con tantos problemas, desempleados, falta de obra pública e inseguridad ¿para qué la cifra? Santiago diría ahora que el que no sabe hacer lo bueno y lo sigue haciendo ya está en el infierno.
Tres. Eso es todo. Ciencia y conciencia para un mejor mañana. Nos vemos el viernes próximo. Hasta ese entonces y gracias.
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