jueves, 4 de marzo de 2010

020 CÁPSULA CIENCIA Y CONCIENCIA

4 de marzo de 2010
SO000709, Mark Downey /Digital Vision
Los acontecimientos internacionales recientes nos hablan sobre grandes catástrofes que han estado ocurriendo en nuestro planeta y nos ponen en alerta máxima sobre las medidas de prevención que todos debemos tomar. Este año primero fue el terremoto en Haití y ahora el de Chile con todo y los Tsunamis.
Los sistemas de protección civil deben de estar acordes, entre otros riesgos, a estas circunstancias.
La zona dormida, una zona sin actividad sísmica durante muchos años ubicada en las costas de Guerrero, representa una alerta especial pues se prevé que cuando algo suceda allí será de gran magnitud, debido a la enorme acumulación de energía. Esto hará más que probable que en nuestro estado y más en la zona sur, donde se ubica nuestro municipio, pueda ser alcanzada por un sismo violento.
Nuestro país, por lo que toca a la sismicidad en lo general, puede dividirse en tres grandes zonas: la zona sísmica, que es la que recibe los mayores movimientos y en donde los efectos de los terremotos son más severos, la zona penisísmica donde estos no son tan fuertes como en la anterior pero si hay temblores y la zona asísmica, en donde no tiembla la tierra. Valle de Santiago se encuentra en la zona penisísmica.
Los lugares públicos de mayor concentración de personas, tales como el mercado, edificios para centros comerciales, presidencia municipal, oficina de rentas del estado, templos, escuelas, salones de fiesta, etc., requieren especial atención.
El Reglamento de Protección Civil para el Municipio de Valle de Santiago, Guanajuato que data de octubre de 2005 establece la actualización constante del Atlas municipal de Riesgos, los administradores generales de edificaciones que reciban afluencia masiva de personas, están obligados a elaborar y hacer cumplir un Programa Específico de Protección Civil contando para ello con asesoría técnica de la Unidad de Protección Civil. También señala el reglamento aludido, entre otras cosas, el deber de la autoridad de auspiciar lo que denomina Grupos de Voluntarios que no son otra cosa que grupos de ciudadanos habitantes del Municipio quienes podrán ayudar y coadyuvar con las autoridades municipales en la implantación y ejecución de acciones o programas de protección civil. La pregunta es ¿realmente se están llevando a cabo esas tareas? De ahí se derivan varias otras preguntas ¿Se evalúa permanentemente el Programa Municipal de Protección Civil? ¿Se están realizando efectivamente las campañas de capacitación o los simulacros en escuelas por ejemplo? El artículo 56 del reglamento establece claramente que “Los simulacros en cada uno de estos sitios se llevarán a cabo por lo menos una vez al año” ¿se están haciendo con esa periodicidad que obliga la ley?
Adicionalmente, el reglamento de construcción vigente desde febrero de 2006 menciona en el capítulo del diseño estructural unas normas técnicas para la seguridad de los edificios en construcción y establece tácitamente que “La Dirección de Desarrollo Urbano y Obras Públicas Municipales, como en ese entonces se llamaba, en un plazo máximo de treinta días dará a conocer (dichas) especificaciones”. Esto no ha sido así. Han pasado cuatro años y no se tiene conocimiento que esto se haya hecho. No existen esas normas técnicas lo que representa una irresponsabilidad y una terrible laguna en la seguridad.
La naturaleza puede causar siniestros, inundaciones, temblores, trombas y demás. Pero es obligación de la autoridad, en compañía de la sociedad misma, hacer lo que esté al alcance humano para disminuir las consecuencias de los mismos. La palabra clave es prevención. Si, prevención con organización. Si, prevención responsable.
Migue Ángel nos dejó esta frase: El mayor de los peligros para la mayoría de nosotros, no es que nuestro objetivo sea demasiado alto y no lo alcancemos, sino que sea demasiado bajo y lo logremos.
Eso es todo. Ciencia y conciencia para un mejor mañana. Nos vemos el jueves próximo. Hasta ese entonces. Gracias.