La planeación urbana no es suficiente para el crecimiento ordenado de la ciudad pues se requieren, además, instrumentos de gestión urbana que eviten la dispersión de esfuerzos y la suma de resultados nulos. Sin embargo hay algo peor: No tener planeación urbana.
Es notoria la expectación que existe en Valle de Santiago sobre varios temas noticiosos relacionados con el uso de suelo urbano. Se ha hablado del derecho de vía en los terrenos que se ubican entre el boulevard de salida a Salamanca y la antigua vía de ferrocarril; han sido tema los permisos para fraccionamientos y la propiedad y acceso a los silos de la Asociación Agrícola local.
Por tanto, son varios los hilos que nos conducen a la cuestión de la enmarañada planeación urbana y del inventario de suelo municipal. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el artículo 115 señala como una facultad de los municipios el “Formular, aprobar y administrar la zonificación y planes de desarrollo urbano municipal” y “regular de manera conjunta y coordinada con la Federación, el Gobierno del Estado y los Ayuntamientos respectivos, el desarrollo de los centros urbanos”. También señala la Constitución Federal que le corresponde a los municipios “Autorizar divisiones, fusiones, lotificaciones y fraccionamientos de bienes inmuebles, así como otorgar licencias y permisos para construcciones”.
¿Qué es la planeación urbana? La ley la define como “El proceso de transformación de los asentamientos humanos que pretende incrementar los índices de bienestar para la población, a través del equilibrio entre los aspectos del medio físico geográfico, las actividades económico productivas y los niveles de atención y servicio de la infraestructura y equipamiento de los centros de población”.
Este asunto de la planeación es tan importante que la Ley de Desarrollo Urbano del Estado de Guanajuato lo declara, en su artículo 4, de UTILIDAD PÚBLICA y lo dice textual: “La ejecución de programas de desarrollo urbano; La regularización de la tenencia de la tierra en los centros de población; y La conservación y protección del entorno natural y del patrimonio cultural de los centros de población” son de utilidad pública.
La semana pasada fue aprobado por el ayuntamiento de este municipio un fraccionamiento por el rumbo del Rastro Municipal, situado en el cuadrante noreste de la mancha urbana.
Hay una carta síntesis que data del año 1993, suscrita durante el periodo de gobierno del Sr. Manuel Vázquez Cano. Que se sepa, no hay otra elaborada posteriormente que haya sido elevada a norma, es decir que haya sido publicada en el periódico oficial de Gobierno del Estado y registrada en el Registro Público de la Propiedad.
Dentro de los destinos que marca la carta síntesis de 1993, esa zona autorizada para fraccionarse forma parte del límite del centro de población y está señalada como zona de agroindustria en cuanto a uso de suelo.
Ciertamente que existe un déficit de vivienda en propiedad en el municipio en lo general y en la cabecera en lo particular pero no es correcto tratar de paliar un problema generando otro más grave. El plan no es lo importante sino la planeación.
Lo que queda muy claro es que urge actualizar el Plan de desarrollo Urbano de Valle de Santiago y todas las herramientas que de él se desprenden pues, con más de 15 años del actual, este ya es obsoleto. La ley obliga a su actualización permanente y la ciudad clama y requiere de esta acción por parte de las autoridades del municipio. Valle de Santiago se lo merece. Pero deben de hacerlo bien y como Dios y la norma manda, con consensos de los involucrados y consultas a la ciudadanía y con la infaltable asesoría de los expertos del tema.
Me despido en un, dos, tres:
Uno, la frase. Una ciudad sin pasado ni belleza no es un lugar. Identidad, ubicación, orgullo, valores y futuro, son los productos de la preservación histórica urbana.
Dos, la cifra. El censo de 2010 arroja que en el municipio viven 141,037 habitantes repartidos en 33,020 viviendas habitadas lo que da poco más de 4 personas por vivienda.
Tres. Eso es todo. Ciencia y conciencia para un mejor mañana. Nos vemos el viernes próximo. Hasta ese entonces y gracias.
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